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Interlaken y alrededores

Día 3: Interlaken y alrededores del lago Thunersee.

2ª parte Qué ver en Interlaken, Oberhofen, Thun y Spiez.






 Nada más llegar a Interlaken nos fuimos directamente al hotel que habíamos reservado. El Tell  estaba en un barrio muy tranquilo a las afueras de la ciudad. Pudimos aparcar en el pequeño parking (gratuito) que había justo detrás del hotel. La planta baja del hotel era un pub irlandés donde además de comidas y cenas servían el desayuno del hotel. El lugar era muy chulo y el personal fue muy amable. La habitación era grande y luminosa, tenía unos revestimientos de madera que hacían de ella un lugar muy acogedor. La única pega era que hacía mucho calor en el interior, aunque es cierto, que esos días estaba haciendo un calor poco usual en Suiza.
Como ya empezábamos a tener hambre, nos fuimos a la parada de autobús, que estaba junto al hotel para irnos al centro a comer en
alguno de los restaurantes que nos había recomendado la chica de la recepción. Reconozco que fueron los de los 20 minutos de espera más calurosos que he pasado nunca. No imaginaba que iba a pasar tanto calor en Suiza. Cuando por fin llegamos al centro, recorrimos la calle central buscando los restaurantes, al final nos decantamos por el  Grand Café (el otro estaba cerrado). A pesar de que eran las cuatro de la tarde nos comimos una espectacular foundue con sus patatitas hervidas y su pan tostado a taquitos. Muy rico todo. En total fueron 26 CHF por persona. 


Después de llenar nuestras tripitas nos volvimos al hotel con el bus (gratis con la tarjeta de nuestro hotel) y cogimos, de nuevo el coche para visitar los pueblos de la zona del lago Thunersee. Dimos la vuelta éste en sentido contrario a las agujas del reloj, es decir, empezamos por Oberhofen

Oberhofen

Pudimos aparcar en la calle sin necesidad de echarle monedas al parquímetro (unos lugareños nos dijeron que estaban rotos...). Bajamos hasta un embarcadero que está junto al restaurante Schloss en la calle Schloss para ver el  Oberhofen castle, un romántico castillo del s. XIII (aunque con  ampliaciones y reformas en siglos posteriores) a orillas del lago Thun. No pudimos entrar, puesto que ya estaba cerrado pero nos conformamos viendo las preciosas vistas de postal que teníamos desde el embarcadero. Una auténtica delicia. Después hacer disfrutar de la tranquilidad y de la belleza de este lugar volvimos al coche y pusimos rumbo, esta vez, hacia Thun.



Thun, ciudad fortificada. 

Si en Oberhofen  nos encontramos con un pueblecito tranquilo, en Thun experimentamos todo lo contrario. Sí es cierto que, nada más llegar encontramos a poca gente por las calles, pero poco a poco la cosa se fue animando. Aparcamos a las afueras, en un parking con parquímetro y fuimos andando en dirección al castillo (íbamos orientándonos con la torre de la iglesia). Una vez en la calle pricipal, Hauptgasse, tomamos un pasadizo con unas escaleras de madera que nos llevaron hasta el castillo, que estaba en la parte alta del pueblo. 



El castillo fue construido a finales del s.XII y posteriormente ampliado y reformado en le s. XV. Actualmente alberga un Museo Histórico que contiene desde armas a cerámica, pasando por diversos artilugios de la antigüedad. Nosotras, no pudimos entrar, ya que, como en el anterior castillo, este también estaba cerrado. Pero al menos pudimos entrar y  pasear por la parte baja y contemplar las bonitas vistas del pueblo.



Después fuimos descendiendo callejeando, por lo que parecía una especie de paso entre murallas, hacia la iglesia Thun (1330), de la cual destaca su peculiar torre octogonal, visible desde casi cualquier punto del pueblo, y sus pinturas del s. XV.

Seguimos bajando por diversas rampas y escaleras hasta llegar, de nuevo, a la calle principal. La cruzamos y llegamos hasta la animada plaza Mühlepl, repleta de bares con terraza y con una gran noria. Uno de los atractivos de esta zona es el precioso puente de madera y exclusa de Thun, decorados con numerosas plantas florales. El puente hace de presa y deja pasar el agua del río Aar que queda retenida.  Nos recordó mucho al puente de Lucerna









Spiez

Como cuando llegamos a Spiez ya era algo tarde, decidimos ir directamente al castillo, el cual vaticinamos con certeza que estaría cerrado, y así era. Pero como expertas en visitar exteriores de castillos nos dimos una vueltecita por el lugar y al menos pudimos entrar en el recinto y admirar las siempre bonitas vistas de este lago. Aparcamos sin problemas, aunque las calles eran bastante estrechas, en la entrada del castillo. Aquí no pagamos nada, ya que estábamos fuera de hora. 
 El castillo fue construido entre los siglos XIII y XVI, y actualmente se pueden visitar numerosas estancias, de las que destacan los grandes salones y las lujosas alcobas. Pero sin duda lo que destaca de este lugar es la antiquísima capilla de más de mil años que se conserva, en un más que estupendo, buen estado.

Desde allí paseamos hasta el embarcadero donde la gente apuraba las últimas horas de la tarde dándose un refrescante chapuzón.

Estuvimos dudando si cenar en este pueblo o volver a Interlaken. Al final decidimos volver al hotel y picar algo allí. El día había sido muy largo y ya estábamos algo cansadas.
Cuando llegamos al hotel Tell nos pedimos un enorme cubo de patatas fritas. Sí, ya se que no era la cena más sana del mundo, sobre todo después de haber comido patatas hervidas en la fondue del medio día... pero estaban deliciosas y las disfrutamos como si no hubiera un mañana.



Suiza en coche

Día 1: Zurich

Día 2: Berna y Lucerna

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